En el laberinto emocional de las relaciones humanas, algunas conexiones pueden resultar perjudiciales y dañinas para quienes las experimentan. Estas son conocidas como relaciones tóxicas, y aunque pueden presentarse en diversos ámbitos de nuestras vidas, son especialmente impactantes cuando se desarrollan en el terreno amoroso. Las relaciones tóxicas pueden aparecer bajo diferentes máscaras y ahora hemos descubierto una nueva.
El «firedooring» puede darse en todo tipo de relaciones
Se trata del «firedooring», un nuevo término que está empezando a sonar con fuerza. Su traducción directa es «puerta cortafuego» y es un tipo de relación que lleva existiendo desde que el mundo es mundo, pero que ahora tenemos las herramientas adecuadas para saber detectarlo. La principal dinámica que se da en este tipo de relaciones es que una de las personas implicadas solo presta atención a la otra cuando quiere algo.
Las relaciones «firedooring» están totalmente descompensadas, ya que se caracterizan porque uno de los dos da mucho de su parte, pero la otra persona toma una actitud mucho más pasiva e interesada. Uno de los implicados no muestra responsabilidad afectiva y es que desatiende las necesidades de su pareja sin darle ningún tipo de importancia. Dentro de las relaciones heterosexuales, muchas veces esto responde a la misoginia.
A pesar de esto, lo cierto es que el «firedooring» no entiende de orientaciones sexuales y puede darse en cualquier tipo de relación. Por lo general, la persona que se queda descolgada se encuentra en una situación de vulnerabilidad y esperando un cambio por parte de la otra persona que probablemente nunca llegue.
La importancia de salir de una relación tóxica
Cuando una relación amorosa se convierte en un callejón sin salida lleno de dolor, manipulación y abuso emocional, es crucial tomar acción y liberarse del lazo tóxico que nos aprisiona. Sin embargo, dar el paso de dejar una relación dañina puede ser abrumador y desafiante. Enfrentamos una montaña de emociones y obstáculos que nos hacen dudar de nuestra valía y de si realmente merecemos algo mejor. Pero definitivamente, el cambio será siempre a mejor.
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Fuente: Trendencias
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