Revelado cómo hizo Jenna Ortega para rodar escenas íntimas con un actor 30 años mayor que ella en ‘Miller’s Girl’

No hay duda de que uno de los estrenos más polémicos de lo que llevamos de año (y eso que apenas estamos en febrero) es el de ‘Miller’s Girl’, la película protagonizada por Jenna Ortega y Martin Freeman que ha fracasado en crítica… pero que ha levantado un fuerte revuelo por la naturaleza de la historia que cuenta.

¿De qué va la peli? Un escritor fracasado que da clases en un colegio conoce a una estudiante y bueno, digamos que las cosas se empiezan a complicar a nivel emocional entre ambos porque, básicamente, se llevan más de 30 años de diferencia. Y es que eso de que un profesor se lie con una alumna menor de edad es, como mínimo, cuestionable. Y precisamente de esa diferencia de edad nace la polémica de la película.

Precisamente por todo esto había muchas dudas sobre cómo habían afrontado los protagonistas de la película el tema de la diferencia de edad y lo complicado e incómodo que podría rodar determinadas escenas… y lo cierto es que nos hemos llevado una sorpresa.

Una incomodidad inesperada

Kristina Arjona, coordinadora de intimidad para la película, reveló al Daily Mail que, en realidad, Jenna Ortega, de 21 años, estuvo muchísimo más cómoda rodando las escenas íntimas que su compañero de reparto, que ya tiene 52.

«Hubo muchas, muchas personas a lo largo de este proceso, interactuando con Jenna para asegurarse de que fuera consistente con lo que ella se sentía cómoda y ella estaba muy decidida y muy segura de lo que quería hacer«, realtó la especialista.

Y precisamente por cosas como estas es tan importante la figura del coordinador de intimidad en cualquier película. Y según Arjona, en esta película, era fundamental mantener un equilibrio entre generar una complicidad entre los protagonistas y que, a su vez, los actores no se sintiesen incómodos. Y parece que lo consiguieron.

Muchísima planificación y precaución

Una e las cosas que se hacen en estos casos es dar lo que se conoce como «consentimiento continuo» para cada cosa que se hace en la escena que, además, ya está perfectamente coreografiada de antes, como si de una pieza de baile se tratase. No se puede pasar ningún límite y cada gesto y movimiento está pactado previamente.

Por supuesto, para este tipo de escenas, también se utilizan elementos que tapan y protegen zonas íntimas y sensibles, todo con tal de no romper la armonía profesional de lo que, a todas luces, es un rodaje complicado.

«Para esta película, en particular, debido a la sensibilidad del contenido, tenían algunas variaciones diferentes de cómo querían filmar estas escenas para que el público pudiera verlas en proyecciones de prueba y ver qué era demasiado», reveló la especialista.

Fuente: Marca.

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