Está soltera con 38 años y culpa al feminismo de no tener familia e hijos

A la tierna edad de 20 años, Melissa Persling se encontró ante una encrucijada que marcaría el curso de su vida: elegir entre estudiar diseño en Seattle o embarcarse en la aventura del matrimonio con su pareja, quien anhelaba una vida tranquila y familiar en Coeur d’Alene, Idaho, su ciudad natal. Ella tomó un camino y, como ya os hemos adelantado en el título, parece que ahora se arrepiente.

En ese instante crucial, la joven decidió apostar por su relación, sacrificando sus sueños para convertirse en la mujer que su novio deseaba: una ama de casa encargada del hogar y de la crianza de los hijos.

Insatisfecha con la vida escogida

Aunque Persling hizo todo lo posible por complacer a su pareja adaptándose a sus deseos, con el tiempo, el resentimiento se apoderó de ella, y su vida en el pequeño pueblo la dejó insatisfecha. A los 30 años, el matrimonio llegó a su fin y Melissa optó por no volver a casarse ni tener hijos, centrándose al fin en su carrera profesional y en su realización personal. Comenzó a salir con un hombre mayor y a vivir la época que, en definitiva, ella siempre había deseado.

Siete años le duró aquella relación (y aquella vida) hasta que Persling, de repente, sintió que quería una conexión más profunda y significativa con alguien y tener una familia. Rompió con su pareja y se puso a buscar alguien para tener hijos a toda prisa… y ahí le llegaron los problemas.

Siente que le feminismo la ha ‘traicionado’

Y es que, ahora, está a punto de cumplir 39 años y, al no haber encontrado a nadie que cumpla sus expectativas, empieza a temer quedarse sola ‘para siempre’. Así lo contó al medio Business Insider, se volvió viral y llamó la atención de Fox News, donde Persling expresó su decepción y sensación de traición por el feminismo, que, según ella, influyó en su visión negativa de la vida en pareja.

En su entrevista para el medio conservador Fox News, Melissa confesó sentirse traicionada por el feminismo. Expresó su desilusión ante la narrativa que le había inculcado la idea de que las mujeres pueden hacerlo todo sin necesidad de los hombres. Su declaración refleja una sensación de desengaño hacia un movimiento que, según ella, promovió una visión unilateral y no realista de la independencia femenina.

“Me siento traicionada por el feminismo. No quiero culpar al movimiento del todo porque al final cada uno toma sus propias decisiones… Pero constantemente se nos ha dicho que las mujeres podemos hacer todo, que no necesitamos hombres… me encantaría poder ir atrás y decirles a todos esos profesores y consejeros y preguntas ‘¿qué querías decir con eso?’, porque las mujeres no podemos hacerlo todo”, se preguntó la mujer.

Para finalizar, lanzó un mensaje a las mujeres jóvenes que, sinceramente, no he acabado de entender: “No me importa si no vuelvo a ponerme tacones e ir a una fiesta, esas no son las cosas que importan. Os prometo, chicas jóvenes, que eso no os hará nunca felices”.

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Fuente: La Vanguardia.

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