La reseña dejada a un restaurante que desata la ira de Twitter: «la esclavitud terminó hace mucho»

Desde hace unos años, antes de ir a comer a cualquier restaurante, lo normal es que saquemos el móvil y echemos un vistazo a las reseñas de los locales que tenemos en la cabeza: si la puntuación es decente, es probable que acudamos a llenarnos el estómago; sino, nanai. Precisamente por esto, tener una buena puntuación en estas plataformas es fundamental.

Así pues, cuando una reseña no es precisamente halagüeña, lo más probable es que el hostelero se encuentre en un serio problema. Y exactamente eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia de hoy.

Así rezaba la reseña que se encontró el dueño del Bar Bocatería Darío: «Sitio muy desagradable, sin educación, trato pésimo, incluso violento, el dueño, el peor, no volveré a ir ni tan siquiera acercarme por si acaso ocurriese algo más grave».

El mensaje acaba con sentenciando que era «para denunciarles» y, por supuesto, la puntuación es la menor posible: una estrella sobre cinco. «Primeramente, a usted no se le sirvió, ya que el bar estaba cerrado, incluso con la reja puesta y se le dijo educadamente que estaba el bar cerrado, en dos ocasiones, incluso así usted no quiso entenderlo y seguía haciendo preguntas», escribió el propietario como respuesta a la crítica.

Así pues, parece que Julia, que es como se llama el descontento cliente, entró al bar cuando este ya estaba cerrado y, como no quisieron atenderle, se enfadó bastante hasta el punto de ir a Google a dejar una reseña presuntamente falsa.

«Si quiere respeto, respete caballero», continúa el dueño en su respuesta, «servicio no le hicimos ninguno, por cierto, debería saber que hay unos horarios y también le digo que denunciable debería ser que personas como usted no tengan respeto por la hostelería, la esclavitud terminó hace mucho. Gracias por no volver«.

Tras toda la polémica y después de recibir muchas críticas en su contra, el cliente acabó borrando su comentario. Y es que mucha gente le reprochó su poca solidaridad con la hostelería, un sector en el que, ya de por sí, se sufre una fuerte explotación.

«Todos estamos de acuerdo en que si un establecimiento está cerrado o cerrando hay que respetar los horarios, por supuesto, pero como en su caso que hay dos entradas por dos calles opuestas, una, por la que yo entré, estaba totalmente abierta, ¿correcto?», escribió más tarde el mismo cliente.

«Siento los comentarios ya borrados, pero solo esperaba una disculpa por las formas en que me trató, que estaban fuera de lugar, si tuviera una pizca de profesionalidad lo hubiera hecho en vez de seguir con su comportamiento incomprensible para alguien que trabaja cara al público», zanjó el cliente que, como veréis, mantiene su puntuación de una sola estrella.

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Fuente: 20 Minutos.

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