El 23 de enero se anunció lo que muchos ya nos tomábamos como algo seguro: «La Sociedad de la Nieve», la película dirigida por Juan Antonio Bayona, iba a competir por el Oscar a Mejor Película Extranjera en la ceremonia que se celebrará el próximo 9 de marzo. Y lo mejor de todo es que tiene muchas papeletas para ganarlo (si habéis visto la película, lo sabréis). Pero hoy vamos a hablar de otro asunto mucho más concreto relacionado con la película.
Esta obra cinematográfica, basada en la impactante historia de los supervivientes de los Andes en 1972, ha generado no solo expectación por sus logros cinematográficos, sino también por algunas incógnitas que han surgido con el tiempo, como la pregunta de por qué los sobrevivientes no encendieron fuego si tenían un encendedor.
Y si hay lago que destaca de esta producción es su cuidado y meticulosidad con la recreación de todos y cada uno de los elementos que conforman la historia del accidentado vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya y de los pasajeros que sobrevivieron 72 días en condiciones precarias tras el accidente en la cordillera de los Andes el 13 de octubre de 1972.
Algunas preguntas sin respuesta (hasta ahora)
A lo largo de la promoción de la película, el director Juan Antonio Bayona ha respondido a diversas preguntas que han surgido entre los espectadores de «La Sociedad de la Nieve» y lo cierto es que la mayoría de explicaciones que ha dado son de lo más sorprendentes. Y precisamente uno de los interrogantes que ha capturado la atención es el motivo por el cual los supervivientes no encendieron fuego a pesar de tener encendedores.
La pregunta sobre la ausencia de fogatas en una situación tan extrema como estar perdidos en la nieve con temperaturas bajo cero ha intrigado a muchos. ¿Por qué los supervivientes de «La Sociedad de la Nieve» no utilizaron sus encendedores para calentarse o para llamar la atención de los helicópteros de rescate?
Demasiada humedad y poco combustible
En la red social X (anteriormente Twitter), Bayona abordó esta cuestión, explicando que la razón principal fue que «todo el material que tenían para poder quemarlo estaba demasiado mojado para que ardiese». A esto hay que sumarle el hecho de que la mayoría de cosas que hubiesen podido arder les servían a ellos para abrigarse al no disponer de abrigo específico para el frío (iban a Chile, no al medio de una montaña helada). Tampoco tenían a su alcance árboles de los que poder sacar madera ni ningún otro tipo de combustible.
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Lo que hubiesen podido conseguir de calor quemando cosas no justificaba en absoluto el tremendo esfuerzo que habría supuesto intentarlo. Eso no quita que, según el libro homónimo en el que se basa la película, algunos de los supervivientes sí intentaron hacer pequeños fuegos de forma puntual para cocinar la carne que se comían, pero no pasó de algo anecdótico.
Mientras «La Sociedad de la Nieve» sigue cosechando reconocimientos y genera debates sobre las decisiones de los personajes en situaciones extremas, la película se ha convertido en un testimonio cinematográfico de la fuerza del espíritu humano frente a la adversidad. La nominación a los Oscar destaca no solo el trabajo cinematográfico de Bayona y su equipo, sino también la habilidad de la película para plantear preguntas profundas sobre la naturaleza humana y la supervivencia en condiciones límite.
Fuente: Los 40.
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