Una cámara de seguridad capta el ‘truco’ de unos clientes para no pagar en un restaurante

Trabajar en la industria de la hostelería, especialmente de cara al público, puede ser un desafío, y aquellos que han dedicado tiempo en este campo saben que la amabilidad de algunos clientes puede hacer que la jornada laboral sea más llevadera. Sin embargo, ocasionalmente, surgen situaciones que convierten el empleo en una verdadera pesadilla, como lo experimentó recientemente Tom Croft, propietario del pub The Observatory en Blackburn, Reino Unido.

La historia tomó un giro inesperado cuando las cámaras de seguridad del establecimiento capturaron a un cliente intentando estafar al dueño al colocar pelo en su propio plato con el objetivo de obtener un reembolso. El incidente, que ocurrió por una simple comida de 15 euros, dejó a Croft indignado y preocupado por la reputación de su negocio y los empleos de su personal. Y es que, recordemos, actualmente una mala reseña en Google puede hundir tu negocio y todo el esfuerzo empleado detrás.

Una peligrosa estafa

Croft explicó que, aunque algunos clientes pueden tener quejas legítimas, hay individuos dispuestos a arriesgar la reputación de una empresa y los empleos de su personal por un simple reembolso… exactamente como podréis comprobar en el caso de hoy.

El cliente, a parecer, montó un espectáculo porque había encontrado un pelo en su comida. Esto llevó a Croft a reembolsar el dinero del plato, a pesar de que no entendía cómo podía haber sucedido algo así, ya que siempre se siguen las directrices de seguridad alimentaria.

@thesun Shocking moment a customer appears to pull her own hair out and place it in her dinner to get a refund #shocking #refund #funny #customer #news #uknews #food #fyp #foryoupage ♬ The Funny Bassoon – Eitan Epstein Music

Fue al revisar las imágenes de las cámaras de seguridad que Croft descubrió la verdad detrás del engaño que le acababan de hacer. Contrariamente a las acusaciones de la supuesta ‘víctima’, el pelo no era de ningún empleado, sino del propio cliente quien, en un momento de descuido, vertió sus propios pelos sobre el plato para justificar su queja y obtener un reembolso de lo que se acababa de comer.

La reacción de Tom Croft fue de asco y rabia al descubrir la artimaña. Aseguró que nunca antes había enfrentado una situación tan desagradable y engañosa pero, a pesar de eso, ha decidido no perseguir legalmente al estafador. Croft, simplemente, quiere alertar a otros dueños de establecimientos para que estén atentos ante cualquier sospecha mínima y eviten que alguien más tenga que enfrentar una experiencia similar.

Este incidente nos recuerda el daño que podemos causar con lo que, aparentemente, son actos ‘insignificantes’; el daño que puede hacer una mentira con la que además, en este caso, se pretendieron ahorrar un puñado de euros. Nosotros tenemos que poder confiar en los restaurantes que vamos a comer, pero los restaurantes también tienen que poder confiar en nosotros como clientes.

Fuente: La Vanguardia.

Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: