Expasajero del Titan revela las advertencias que le dieron desde OceanGate en caso de «implosión» del submarino

Hace apenas dos semanas los titulares de toda la prensa internacional hablaban de una sola cosa: el rescate del Titan, el sumergible turístico que había bajado con cinco tripulantes a bordo a visitar los restos del Titanic y había desaparecido. La búsqueda fue una carrera a contrarreloj que, lamentablemente, acabó de la peor forma posible: con el fallecimiento de los desaparecidos tras una implosión del submarino a gran profundidad.

Ahí acabó la historia de esta tragedia, pero pasan los días y siguen llegando informaciones sobre lo ocurrido y, sobre todo, las negligencias de OceanGate, empresa propietaria del sumergible y encargada de organizar estas visitas turísticas a los restos del transatlántico hundido.

Ya la semana pasada os hablamos del mail enviado por un extrabajador de la compañía en el que avisaba de los peligros del sumergible y, sobre todo, de la gran cantidad de ‘fallos estructurales’ que presentaba, advirtiendo a los responsables de que ‘la tragedia era inminente’; y el tiempo le ha dado la razón.

Una experiencia desde dentro

Ahora, Bill Price, un estadounidense que viajó a bordo del Titán en una misión anterior a la del siniestro, ha contado cómo fue su experiencia, los fallos que tuvo la misión y, sobre todo, las advertencias que le hicieron en caso de que el sumergible implosionase. Y es de no creérselo.

Bill era el propietario de un negocio de viajes en California y, cuando ya le tocaba jubilarse, decidió pegarse el ‘caprichito’ de ir a ver el Titanic en persona. La cuestión es que, tal y como ha relatado al New York Times, él ya fue advertido de que la embarcación podía implosionar, cosa que le explicaron de una forma que él define como ‘macabra’.

Según Price, desde OceanGate le explicaron que la implosión, en caso de darse, sería como aplastar una lata de refresco con un mazo. También le detallaron que la presión que sufriría la nave sería la equivalente a un elefante sobre un pie con otros 100 elefantes encima; una auténtica barbaridad.

Fallos, fallos y más fallos

El estadounidense, además, relató que tuvo que ver cómo su primera inmersión se suspendía, siendo la segunda la que, efectivamente, lo llevaría a ver los restos del Titanic: «Experimentamos algunos de los peores escenarios y lo superamos. Mi pensamiento fue: ‘podemos hacer esto», aseguró Price.

Como era de esperar, tras el accidente, OceanGate ha cesado sus operaciones, poniendo punto final a las inmersiones comerciales hasta los restos del barco hundido. Todo apunta a que este es el final, al menos sobre el papel, de esta empresa.

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Fuente: 20 minutos.

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