Una relación abierta es una forma de vivir el amor que no se basa en la exclusividad sexual o sentimental con una sola persona. Implica que ambos miembros de la pareja pueden tener relaciones íntimas con otras personas, siempre con el consentimiento y el respeto mutuo.
Este tipo de relación puede tener muchas ventajas, como la libertad personal, la diversidad de experiencias, el enriquecimiento de la relación principal y la prevención de la rutina y el aburrimiento. Sin embargo, también puede tener algunos inconvenientes, como los celos, la inseguridad, el conflicto, el riesgo de enfermedades o la pérdida de intimidad.
La base está en el diálogo
Si tu pareja te propone tener una relación abierta, lo primero que debes hacer es escuchar sus razones y motivaciones, sin juzgar ni reaccionar de forma impulsiva. Trata de comprender su punto de vista y sus necesidades, y expresa las tuyas con sinceridad y claridad.
No tienes que aceptar ni rechazar la propuesta de inmediato. Tómate tu tiempo para reflexionar sobre lo que quieres y lo que te hace feliz. Piensa en los pros y los contras de tener una relación abierta, y en cómo te sentirías si tu pareja tuviera otras relaciones.
Los límites claros son la clave
Si decides aceptar la propuesta, es importante que establezcas unas normas y unos límites con tu pareja, para evitar malentendidos y problemas futuros. Por ejemplo, podéis acordar qué tipo de relaciones podéis tener con otras personas, con qué frecuencia, dónde, cómo y con quién. También podéis pactar cómo os vais a comunicar y a informar sobre vuestras otras relaciones, y cómo vais a cuidar y a priorizar vuestra relación principal.
Si decides rechazar la propuesta, es importante que expliques tus razones y tus sentimientos a tu pareja, sin culpabilizarla ni reprocharle nada. Respeta su forma de ver el amor, pero hazle saber que no es compatible con la tuya. Intenta negociar una solución que os satisfaga a ambos, o al menos que os permita seguir siendo amigos.
Sea cual sea tu decisión, recuerda que lo más importante es ser fiel a ti mismo o a ti misma, y respetar a tu pareja y a sus decisiones. Una relación abierta puede ser una opción válida para algunas personas, pero no para todas. Lo esencial es que ambos estéis cómodos y felices con el tipo de relación que tenéis.
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