El denunciable modus operandi de una empresa en Madrid tras fallecer una trabajadora

El pasado 13 de junio, en torno a las 12:30 del mediodía, Inmaculada se desplomó mientras trabajaba como teleoperadora en el call center de Grupo Konecta BTO tras sufrir un infarto. Sus compañeros intentaron reanimarla y llamaron al Samur, pero no se pudo hacer nada para salvar su vida. «Los del Samur no pudieron hacer nada. La taparon con una manta y se marcharon», relatan fuentes de la Confederación General del Trabajo.

Después del suceso, los trabajadores tuvieron que seguir con su jornada laboral, respondiendo a las incidencias de los clientes mientras que el cuerpo de su compañera se encontraba tapado por una manta. «Nosotros no dábamos crédito y volvimos a preguntarle. ‘¿Estáis cogiendo llamadas?’ ‘Sí, nos dicen que sigamos cogiendo llamadas‘», explica el sindicato. Según indican, un trabajador preguntó si podía irse a casa y recibió la orden de continuar por tratarse de «un servicio esencial».

«Algunos sí que lo hicieron, otros se encontraban en estado de shock por lo sucedido… Pero la inmensa mayoría siguió trabajando», informan desde la CGT. 

Fuente: ElPaís
Fuente: ElPaís

Casi tres horas después, seguían trabajando

El delegado sindical se desplazó hasta el edificio y, cuando llegó la policía, les pidió que «por favor lo desalojaran», pero los agentes respondieron que no tenían «potestad» para ello. Sobre las 14:00 horas, llegó la responsable de Prevención de Riesgos Laborales de la empresa que pidió «parar el servicio». Sin embargo, a las 15:10 llegó el delegado de prevención de riesgos laborales de CGT y vio que todavía había cuatro personas atendiendo llamadas.

«Cerca de las cuatro menos cuarto o las cuatro menos veinte se desconectó la última persona«, señalan desde CGT. Según el sindicato, algunos recibieron la orden de seguir trabajando o lo hicieron or «inercia», mientras que otros se marcharon indispuestos. El levantamiento del cadáver se llevó a cabo tres horas después de la muerte. 

La empresa lo desmiente

El Defensor del Paciente ha pedido a la Fiscalía Superior de Madrid que abra una investigación, ya que considera que la empresa obligó a los trabajadores a seguir en sus puestos «como si de robots en lugar de personas se tratara«.

Un portavoz de Konecta asegura que no se obligó a nadie a seguir trabajando y que la compañía está volcada en atender a los familiares de la fallecida. «Nos ocupamos mucho de las personas que trabajan para nosotros. Se les cuida y se les valora», añade.

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Fuentes: elmundoAS elpais

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