Lo conocían como ‘el hombre más tatuado de Brasil’, pero el hombre que se encontraba detrás de ese apodo no era otro que Leandro de Souza, de 35 años. Él dedicó veinte años de su vida a llenar su cuerpo con tatuajes: cuantos más, mejor. Allá donde podía realizarse un trabajo, lo hacía. Y fue así como llegó a tener el cuerpo como lo veis en las imágenes que os dejamos a continuación.
La cosa es que, en esta vida, todo son cambios y, en ocasiones, esos cambios son incompatibles con nuestro pasado. Leandro, tras una fuerte ‘transformación’ religiosa, decidió que ya no solo no se haría más tatuajes, sino que quería borrarse todos los que se había hecho. Y eso, como ya os imaginaréis, no iba a ser un trabajo sencillo.
En una reciente entrevista para el medio O’Globo, Leandro contó que, por fin, dio con un método de borrado de tatuajes eficaz: “No me sentía bien, ya no me convenía. Era un mundo de excesos. Llegó un momento en el que me sentí como una atracción de circo”, aseguró el hombre.
Un método efectivo… y doloroso
Ahora, de Souza publica los vídeos del método que está siguiendo para retirarse los tatuajes: “Duele mucho, por más que le pongan anestesia el dolor es horrible pero es parte del precio de las cosas que he hecho en el pasado”, aseguró en su entrevista.
Evidentemente y como podréis comprobar en el vídeo, el método utilizado para remover los tatuajes es el láser. Este procedimiento descompone las partículas de tinta alojadas en la piel y el cuerpo, poco a poco, las va eliminando de forma natural. Es el propio sistema inmune el que se encarga de retirarlas del organismo.
Laser tattoo removal works by breaking down ink particles in the skin for natural elimination by the body.
Tiny ink fragments are small enough for the body’s immune system to recognize them as foreign invaders.
📹 : shivaservat pic.twitter.com/8aM06Zyrgf
— Visionaledge (@Visionaledge) June 5, 2024
Al ser un método tan ‘agresivo’, las sesiones se tienen que realizar, como mínimo, cada tres meses para dar tiempo a que la piel cicatrice correctamente. Eso sí, a pesar del doloroso proceso, Leandro está muy contento con lo que está haciendo: “Estoy confiado porque el equipo de la clínica es excelente y los resultados han sido satisfactorios”, asegura.
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Y es que no es fácil retirar de la piel toda una vida de tatuajes. Leandro comenzó a tatuarse a los 13 años tras haber vivido una infancia terrible, marcada por muchas desgracias personales. Él llegó, incluso, a ser abusado por policías militares cuando era tan solo un niño y, ya de joven, entró en prisión acusado de delitos fiscales. Y fue en prisión donde encontró un aliado en los tatuajes ya que, al tener tantos, se ganó el ‘respeto’ de los otros reclusos.
Ahora, Leandro trabaja como fotógrafo y busca reformar su vida para poder recuperar la custodia de su hijo de 10 años. Y de ahí también todo este proceso que está siguiendo para dejar su piel libre de tinta.
Fuente: La Vanguardia.
Por último, esperamos que esta cabra te alegre el día: