Poli Díaz, conocido como «El Potro de Vallecas», es uno de los boxeadores más icónicos y carismáticos de la historia del boxeo español. Su vida ha estado marcada tanto por los éxitos deportivos como por los altibajos personales, conformando una trayectoria llena de luces y sombras que lo han convertido en una figura legendaria y controvertida en nuestra cultura popular y hoy, como ya os hemos adelantado en el título, vamos a contaros su historia.
Nacido en 1967 en Puente de Vallecas, un barrio humilde de Madrid, Poli Díaz creció en una familia numerosa, siendo el sexto de ocho hermanos. Las dificultades económicas marcaron su infancia, obligándolo a abandonar los estudios a una edad temprana para ayudar a su familia. A los 14 años, su vida dio un giro cuando descubrió el boxeo. Al pasar por el gimnasio del Estadio de Vallecas, quedó fascinado por este deporte y comenzó a entrenar a cambio de limpiar el recinto, demostrando rápidamente una gran aptitud para el boxeo.
Bajo la tutela del entrenador Ricardo Sánchez Atocha, Poli Díaz ascendió rápidamente en el mundo del boxeo. En noviembre de 1986, solo tres meses después de convertirse en profesional, ganó su primer título de campeón de España. Su estilo agresivo y su carisma dentro y fuera del ring lo convirtieron en una figura popular y mediática. Sin embargo, en esa época, no contaba con patrocinadores ni mantenía buenas relaciones con la Federación Española de Boxeo, lo que le impidió participar en los Juegos Olímpicos de 1984.
La carrera de Poli Díaz dio un salto significativo cuando el empresario Enrique Sarasola decidió convertirse en su mecenas y apoderado. Sarasola lo llevó a su finca de El Espinar, donde instaló un ring para que pudiera entrenar, y fundó una promotora para organizar sus combates. Estas peleas se convirtieron en eventos de gran relevancia social, atrayendo a figuras de la jet set madrileña y a altos cargos políticos. Incluso el rey Juan Carlos I se confesó admirador de Poli Díaz, quien llegó a desayunar con Sophia Loren y a salir de parranda con Diego Armando Maradona.
El inicio de su declive
El combate más esperado de su carrera llegó en julio de 1991, cuando Poli Díaz se enfrentó al estadounidense Pernell Whitaker por el título mundial de los pesos ligeros. Con un impresionante récord de 32 victorias y ninguna derrota, Poli llegaba fuerte a la pelea. Sin embargo, perdió a los puntos tras una controvertida decisión unánime de los jueces. Según Poli, el árbitro favoreció a Whitaker, interviniendo en momentos críticos para evitar que el estadounidense fuera noqueado.
Después de esta derrota, la vida de Poli Díaz comenzó a desmoronarse. De ser un deportista disciplinado, pasó a adoptar un estilo de vida hedonista y poco saludable. Su relación con Enrique Sarasola se deterioró, y Poli comenzó a dilapidar su fortuna. En los años siguientes, intentó regresar al boxeo en varias ocasiones, pero nunca volvió a alcanzar el nivel de sus mejores tiempos. En marzo de 2001, decidió retirarse definitivamente.
Durante su declive, Poli Díaz se enganchó a las drogas y vivió en condiciones marginales. En el barrio de La Rosilla, se instaló en tiendas de campaña y, según algunos rumores, alquilaba estos refugios a otros toxicómanos a cambio de dinero para consumir. A pesar de estas dificultades, logró salir adelante gracias a la ayuda de una empresa promotora que le ofreció trabajo y a su determinación para desintoxicarse en un centro de atención a drogodependientes.
La vida de Poli Díaz ha sido una montaña rusa de éxitos y fracasos. Desde su retirada, ha trabajado como jardinero, ha impartido clases de boxeo y ha contado su historia en un libro de memorias titulado «A golpes con la vida». En una entrevista reciente, anunció su intención de regresar al ring para un combate de exhibición, inspirado por boxeadores como Mike Tyson y Julio César Chávez, quienes también regresaron al ring en su madurez.
En 2021, Poli Díaz fue detenido y encarcelado por una agresión cometida años atrás. Cumplió condena en la cárcel de Salto del Negro, en Las Palmas de Gran Canaria. Actualmente, está de regreso en Madrid y se encuentra involucrado en el rodaje de una serie documental sobre su vida, que promete ofrecer una visión profunda y sincera de sus experiencias.
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Poli Díaz es un ejemplo de cómo el deporte puede transformar vidas y también de cómo la fama y el éxito pueden llevar a una caída estrepitosa. Su historia es un recordatorio de la resiliencia humana y de la capacidad de levantarse después de haber tocado fondo. A pesar de todos los obstáculos, «El Potro de Vallecas» sigue siendo una figura emblemática del boxeo español y un testimonio viviente de la complejidad de la vida y del deporte.
Por último, esperamos que esta cabra te alegre el día: