Las dos palabras con las que Netflix podría haber evitado la brutal demanda de la ‘acosadora’ real de ‘Mi reno de peluche’

‘Mi reno de peluche’ (Baby Reindeer) es, sin ningún tipo de dudas, uno de los fenómenos más inesperados del año. Nadie sabía que existía esta serie y, desde su primer día de estreno, el éxito fue absoluto: se convirtió en lo más visto de Netflix durante semanas y, a día de hoy, nos sigue regalando titulares como el que nos ha traído hasta aquí.



¿De qué va la cosa? Richard Gadd (guionista y protagonista), elaboró una historia de acoso que él mismo sufrió en sus carnes en la vida real. A lo largo de los capítulos, muestra como una acosadora le hace la vida imposible cosa que despierta una serie de traumas latentes en él y lleva su vida a un pozo del que casi no puede salir.

A lo largo de ese periodo, Gadd llegó a recibir por parte de su acosadora un total de 41.071 correos electrónicos, 744 tuits, 106 páginas en cartas y 350 horas de mensajes de voz, además de visitarlo de forma recurrente en el pub en el que trabajaba en la zona de Candem (Londres). También lo fue a visitar en muchos de los sitios que vemos en la serie.

Encontrando a la ‘acosadora’ real

Si habéis visto la serie, sabréis que la acosadora, ahí, se llama Martha. Pero es que, en la vida real, los internautas y algunos medios de comunicación descubrieron que la presunta acosadora, en realidad, se llamaba Fiona Harvey.

Ahora la mujer, cuya identidad se mantuvo en secreto por el creador Gadd, ha interpuesto una demanda contra Netflix por 170 millones de dólares, alegando difamación, angustia emocional intencional, negligencia y violaciones de su derecho de publicidad.

Una demanda ‘evitable’

El diario británico «The Guardian» ha señalado un detalle crucial que podría haber evitado el problema legal para Netflix: la frase al inicio de cada episodio que afirma que la serie es «una historia real». Según el diario, si Netflix hubiera utilizado las palabras «basado en» en lugar de afirmar que los hechos son reales, habría dejado claro que la serie es una dramatización sujeta a licencias narrativas.

Fiona Harvey, la mujer en cuestión, sostiene que ella es la verdadera víctima de la situación, mientras que la serie continúa atrayendo a millones de espectadores con su trama turbia y adictiva. Este caso ha suscitado un debate más amplio sobre la ética de dramatizar acontecimientos reales en la televisión, como también se ha visto en España con series como «El caso Asunta» y «El cuerpo en llamas», que recrean crímenes famosos con cierta fidelidad.

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El uso de la frase «basado en hechos reales» frente a «historia real» se ha convertido en un punto crítico. La primera permite una interpretación más libre y acepta ciertas licencias narrativas, mientras que la segunda implica una representación fiel de los hechos, lo que puede tener graves implicaciones legales si se considera difamatoria o inexacta.

Por ahora, los trámites legales están en curso y el desenlace de esta disputa está por verse. La controversia destaca la importancia de la precisión en cómo se presentan las historias basadas en hechos reales, especialmente cuando se trata de plataformas de alcance global como Netflix… y cuando hay en juego millones de dólares.

Fuente: ABC.

Por último, esperamos que esta cabra te alegre el día: