Roy Sullivan, el hombre que sobrevivió al impacto de 7 rayos

Según se mire, Roy Cleveland Sullivan podría ser considerado como el hombre más afortunado o el más desafortunado de la historia; al final de este artículo, seréis vosotros los que tengáis que juzgarlo.

Este guardabosques, entre 1942 y 1977, fue alcanzado hasta en siete ocasiones por un rayo y, como si de un superhéroe se tratase, sobrevivió a todos y cada uno de ellos. Como os podéis imaginar, esto le valió el apodo del ‘Pararrayos Humano’ y, aunque no obtuvo superpoderes, sí se quedó con unas cuantas historias curiosas para contar a sus nietos.

Este improbable acontecimiento ha hecho que Sullivan se mantenga todos estos años en el libro Guinness de los récords… y con razón (no creo que nadie tenga muchas ganas de superarlo).

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A continuación, repasaremos todo el periplo eléctrico por el que pasó:

El primero

Ocurrió en abril de 1942 y, como os podéis imaginar, fue por pura mala suerte. Había una tormenta eléctrica y se ocultó en la torre del guardabosques que, al ser nueva, todavía no disponía de pararrayos… y ya os lo podéis imaginar: recibió el que, según él, fue el peor de todos los impactos. Explicó que le quedó un agujero en el zapato derecho.

A lomos de un camión

En 1969, Roy se encontraba conduciendo un camión por la montaña cuando, en medio de una tormenta, un rayo impactó contra un árbol y, de ahí, rebotó hacia el interior de la cabina del conductor. Nuestro desdichado protagonista quedó inconsciente y se le quemaron las cejas y el pelo. El camión se detuvo a un lado de la carretera.

Un año después…

En 1970, estaba en el patio de su casa cuando, nuevamente, un rayo cayó cerca de él: contra un transformador y, de ahí, le impactó a él en el hombro izquierdo, provocándole unas cuantas heridas menores.

Otro accidente laboral

En 1972, mientras trabajaba en el Parque Nacional Shenandoah, en Virginia, otro rayo le dio de lleno, cosa que le provocó un incendio en su pelo. Después de esto Roy empezó a pensar que algún tipo de ‘magia oscura’ quería acabar con él (yo también lo habría pensado a estas alturas). A partir de ese momento, cada vez que había tormenta, se ocultaba donde podía. Pensaba que donde fuera que estuviese atraería a los rayos y, poco a poco, empezó a enloquecer (un poco).

La persecución

En 1973, mientras conducía su camión, vio cómo una tormenta eléctrica se acercaba. Él empezó a conducir en dirección contraria y, según relataba, parecía que la tormenta lo perseguía. Al final, un rayo dio con él en su brazo derecho y, por suerte, llevaba una botella de agua, que, aún consciente, utilizó para apagar el incendio de su pelo.

Tres años de descanso

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En 1976, Roy se encontraba en el trabajo cuando volvió a ver una tormenta. Intentó huir y, nuevamente, un rayo impactó contra él, lesionándole el tobillo y produciéndole algunos daños menores.

 

El último

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En junio de 1977, Roy se encontraba pescando en una piscina de agua dulce cuando apareció una tormenta de la nada. El rayo le impactó en la cabeza, quemándole el pelo, para luego bajar por su pecho y su estómago, provocándole serias quemaduras. Cuando intentó volver a su coche, apareció un oso con el que se tuvo que enfrentar con una rama. Según contó luego el protagonista, esta era la vigésimo segunda vez que se enfrentaba a vida o muerte contra un oso.

Según confesaría Roy más adelante, de pequeño ya le había impactado un rayo mientras cortaba trigo en su granja familiar. El problema era que, al no poder probarlo, nunca lo explicó hasta el final de su vida.

El 28 de septiembre de 1983, por motivos que se desconocen, Roy se puso un revolver en la cabeza y acabó con su vida. Al final, la naturaleza no pudo con él.

A vosotros, ¿qué os ha parecido esta historia? ¿Conocéis a alguien que le haya pasado algo parecido? 

Si os ha gustado este artículo recordad que, más abajo, podéis disfrutar de otros que, con casi total seguridad, os resultarán igualmente entretenidos… o eso esperamos, porque la verdad es que los hemos hecho con mucho cariño.

Fuente: CubaDebate.